Menos preocupación, más ocupación: el campo necesita una estrategia industrial

Menos preocupación, más ocupación: el campo necesita una estrategia industrial

José Ramón Freire López Director General de la Asociación Española del Bioetanol (Bio-E)

En Bio-E creemos que el debate sobre la rentabilidad del campo español debe dejar de girar en torno a la preocupación y empezar a centrarse en la ocupación activa de soluciones. La caída de los cultivos de cereal y el avance de otras actividades sobre suelo agrario —como la generación fotovoltaica— no son casualidades: son el resultado directo de políticas que siguen sin reconocer el verdadero potencial de nuestra agricultura.

El campo europeo, entre dos fuegos

Hoy el sector agrícola europeo se enfrenta a una doble presión:

  • El aumento de los costes laborales, que reduce los márgenes de los agricultores.

  • Y un coste de oportunidad creciente por el uso del suelo en otros sectores más incentivados, como el energético.

Esta situación está provocando el abandono de tierras agrícolas y una mayor dependencia de productos importados, lo que pone en riesgo tanto la soberanía alimentaria como el equilibrio territorial.

¿Basta con los residuos? No. Y el fraude lo demuestra

Las estrategias actuales de descarbonización se apoyan en gran medida en el aprovechamiento de residuos. Pero la realidad es que no hay suficientes residuos sostenibles disponibles para cubrir la demanda creciente de combustibles renovables.

La falta de trazabilidad rigurosa está, además, generando grietas en el sistema. Lo vimos recientemente con el fraude de aceites usados importados desde Asia, etiquetados como residuos  para obtener ventajas fiscales y regulatorias en Europa pero que realmente eran aceites nuevo mezclados y en algún caso aceites fósiles . Casos como estos dejan claro que necesitamos materias primas de origen claro, local y trazable.

El hidrógeno renovable no lo es todo

El hidrógeno renovable será fundamental para descarbonizar sectores como el de los fertilizantes —que hoy depende al 100% del hidrógeno gris—. Pero su desarrollo no cubrirá en el corto plazo las necesidades de la industria ni del transporte. No podemos poner todos los huevos en la misma cesta tecnológica con la imperios necesidad de empezar ya a descarbonizar el transporte.

El cereal, energía solar almacenada

En España seguimos viendo el cereal como un producto de bajo valor añadido, cuando en realidad es una fuente concentrada de energía solar y proteínas, con múltiples aplicaciones industriales.

Mientras países como Estados Unidos o Francia apuestan por el biorrefino, aquí vendemos cereal en bruto. Esta tecnología permite extraer el almidón, fermentarlo y producir bioetanol, un biocombustible que sustituye a la gasolina y reduce las emisiones. Lo que queda —proteínas y fibra— se convierte en ingredientes valiosos para la alimentación animal.

Pero hay una paradoja: en España el bioetanol soporta una fiscalidad que duplica a la de la propia gasolina. Un sinsentido que penaliza la transformación industrial nacional.

Biorrefino: industria, sostenibilidad y futuro para el campo

El biorrefino representa una apuesta estratégica por una agricultura moderna, industrializada y baja en carbono.

  • Genera energía renovable.

  • Aporta proteínas locales que compiten con la soja importada.

  • Y revitaliza el medio rural.

Seguimos arrastrando prejuicios del siglo pasado, que ven al biorrefino como un competidor de la alimentación. Pero hoy sabemos que es parte de la solución. Solo necesitamos políticas coherentes que dejen de contraponer campo y energía, y empiecen a verlos como aliados.

En resumen

No es solo una cuestión de rentabilidad. Es una cuestión de:

  • Soberanía alimentaria,

  • Seguridad energética,

  • Y desarrollo industrial del sector primario.

Es hora de dejar de alarmarnos y empezar a actuar.