La estrategia del gobierno ha dado sus frutos: el bioetanol en mezcla en mínimos desde su introducción en España.

La estrategia del gobierno ha dado sus frutos: el bioetanol en mezcla en mínimos desde su introducción en España.

Un dato histórico tras meses de falta de apoyo, dialogo y erráticas decisiones.

La demanda de bioetanol en España durante el pico del verano de 2023 alcanzó su nivel más débil en 15 años, incluso cuando la demanda total de gasolina alcanzó un máximo récord, según mostraron los datos mensuales de Cores. Un total de 13.906 toneladas de bioetanol se demandaron en el mes de julio, el nivel más bajo del mes desde el 2008, hay que remontarse a los inicios en España de las mezclas con combustibles renovables para encontrar una cifra similar. La demanda de bioetanol en julio incluso cayó por debajo de los niveles de 2020, año afectado por la pandemia y muy por debajo del promedio de 10 años de 21.353 toneladas para el mes de julio. Esto se produjo a pesar de que la demanda total de gasolina española en julio se disparó a 588.419 toneladas, un 10% más en el año y muy por encima de la media de 10 años de 482.599 toneladas.

Los datos revelan que el fuerte abandono de los vehículos diésel en favor de los coches de gasolina por parte de los automovilistas españoles no se ha traducido en ningún impulso para la demanda de biocombustibles, ya que las mezclas de bioetanol continuaron cayendo.

Tres son los factores que ocasionan esta paradójica situación en España.

1º La fiscalidad del bioetanol es una de las más altas de Europa.

Y mucho más alta que la fiscalidad del gasóleo y la gasolina, por esta razón a pesar que en reiteradas ocasiones la Confederación de Empresarios de Estaciones de Servicio (CEEES) se ha mostrado partidaria de la necesidad de apoyar las ventas de gasolina renovable E85 esto no les ha sido posible debido a su alto precio por las tasas impositivas.

2º El gobierno no ha dejado de lanzar señales en contra de los biocombustibles de primera generación

Incluso ha regulado  una senda decreciente en sus objetivos de mezcla. El resultado es la parada del mercado ya que los biocombustibles de segunda generación todavía no son una realidad de mercado,  las inversiones en esta tecnología las debe hacer un sector que durante los últimos 20 años no ha visto apoyo a su producción industrial, que se manteine estable gracias a la exportación a la UE por el apoyo de los paises cercanos (ejemplo Francia).

Mientras esas señales continúen no se invertirá en biorrefino en españa y los objetivos los seguirán cumpliendo los grandes operadores con aceite de palma importado, sin incurrir en el riesgo inversor en nuestro país, derivado de ese marco falto de apoyos y poco claro.

3º El temor al desarrollo del biorrefino por parte de los grandes operadores petrolíferos en nuestro país

Tampoco ha ayudado el hecho de  que los grandes operadores en el refino tradicional no pongan de manifiesto lo anteriormente expuesto ante el gobierno y actúen en consecuencia. En definitiva, cuanto más bioetanol en la gasolina menor espacio para un producto, la gasolina, que nuestras refinerías producen en exceso en España, una industria del bioetanol débil lo entienden como un posible competidor arrinconado y no como su salvavidas para convertir en sostenible su negocio.

De esos polvos esos lodos y la tasa de mezcla de biocombustibles en la gasolina comenzó el año en 2,84% y ha bajado a 2,36% en julio, en comparación con el 2,82% de hace un año y el promedio de 10 años de 4,49%. Justo la senda contraria que demandaría la lógica en un entorno de descarbonización de la flota existente.