La cuota enegía renovable en el transporte baja en España al 3,57%
España se ha convertido en uno de los países de la UE que peor lo está haciendo para sustituir de manera efectiva la energía renovable en el transporte. En los últimos tiempos el ejecutivo ha lanzado señales y aprobado normativa que han ahuyentado a los inversores en nuevos proyectos en torno a los combustibles líquidos renovables.
A bombo y platillo se anuncian ayudas millonarias para vehículos eléctricos que no están siendo efectivos en esa descarbonización real y sostenible, o en futuribles proyectos de hidrógeno o biogás que difícilmente se pueden aplicar todavía al transporte sostenible a coste adecuado. Las plantas españolas pioneras en el mundo el siglo pasado en la fabricación de biocombustibles de primera y segunda generación han cerrado o perviven gracias a la exportación a países que si han entendido la necesidad imperiosa de descarbonizar la economía, de un forma efectiva e inmediata.
Prácticamente todos los países europeos han adaptado la gasolina E10 (10% de bioetanol) como gasolina estándar. Algunos, como Francia, han eliminado la fiscalidad del ecocombustible E85 (85% de bioetanol) y han conseguido que este se comercialice en pocos años en más de un tercio de la red de estaciones de servicio francesas, pero además que se pueda vender mitad de precio que la gasolina normal. Con esos mimbres el crecimiento en ventas es imparable.
Mientras tanto en nuestro país solo podemos cargar gasolina E5 (con la mitad de contenido renovable que la E10), la gasolina E85 (con la fiscalidad más elevada de entre todos los combustible, incluidos el gasóleo y la gasolina) no existe en nuestro territorio, los vehículos flexfuel no tienen ventajas fiscales, e incluso se les ha negado la posibilidad de un etiquetado ECO, no existe una hoja de ruta para los combustibles líquidos renovables, de desconocen las necesidades del sector primario y la potencialidad del biorrefino, las líneas de innovación se han olvidado de este último, etc….
No contentos con todas estas trabas, el gobierno aprueba la Orden TED/1342/2022, por la que se establece un límite decreciente de biocarburantes producidos a partir de cultivos alimentarios y forrajeros. Con un desconocimiento absoluto de las modernas técnicas de biorrefino en donde la proteína no se utiliza en la elaboración de biocombustibles sino solo la carga energética del cultivo, valorizando éstos doblemente:
- En un uso alimentario la proteína concentrada
- En un uso energético la energia excedentaria del cereal que no es adecuado para la alimentación de una cabaña ganadera estabulada.
Sin duda se pueden hacer muchas cosas, pero si se hacen mal en ocasiones es quedarse quietos. Nos queda la esperanza de que la comparación con los resultados en materia de descarbonización del transporte en otros países de la UE, tarde o temprano arroje luz sobre nuestros dirigentes para que puedan afinar sus erráticas estrategias.