El campo europeo espera desempeñar un papel importante en los objetivos de neutralidad de carbono
Los Estados miembros de la UE deberán alcanzar el objetivo del 10% de energía renovable en transporte en 2020, pero este objetivo solo se están acercando los países que han apoyado los biocombustibles de cultivos (a pesar de los controvertidos debates sobre su sostenibilidad, en particular en torno al biodiesel). La mayoría de los Estados miembros están rezagados y sólo dos países, Finlandia y Suecia lo han alcanzado, aunque Francia está cerca de cumplirlo, su acertada política de no desestimar ninguna energía renovable, le han convertido en el único país altamente poblado de las UE que será capaz de alcanzarlo, y sobre todo será gracias a su política de apoyo al bioetanol producido con materias primas de la UE.
Además del objetivo anterior de la Directiva de Energía Renovable, la Directiva de calidad del combustible estableció un objetivo vinculante para el 2020 del 6% de reducción de gases de efecto invernadero con respecto al año 2010. Al observar los datos informados por 22 Estados miembros de la UE, la reducción de la intensidad promedio de GEI de los combustibles es en 2017 del 3.4%, la reducción proyectada en 2020 sería del 4,7%, insuficiente para alcanzar el objetivo vinculante del 6% en 2020.
Cada vez más países europeos están adoptando medidas para abordar la necesidad de impulsar las energías renovables en el transporte mediante el lanzamiento de la gasolina E10 (con un 10% de bioetanol). Recientemente Dinamarca, Hungría, Lituania y Eslovaquia adoptaron ya la mezcla, siguiendo el ejemplo exitoso de los Países Bajos en octubre pasado.
La adopción de E10 ayuda a los países a abordar ambos problemas urgentes de 2020. Hasta el punto de que cada vez se cuestiona mas el limite del 7% de bioetanol de cultivos impuesto por la Unión Europea cuando el campo europeo no tienen un problema de producción sino precisamente de abandono del campo por los bajos precios debido a la sobreproducción de alimentos
Por supuesto, El campo europeo espera desempeñar un papel importante en los objetivos de neutralidad de carbono a largo plazo de la UE, ayudando a reducir las emisiones nocivas de los automóviles que estarán en la carretera en las próximas décadas. Pero para llegar a 2050, los responsables políticos deben establecer el rumbo correcto en 2020.