El biorefino en la UE: una solución para la dependencia de la Soja

El biorefino en la UE: una solución para la dependencia de la Soja

Dependencia Alimentaria de Europa.

El tema del consumo de soja ha vuelto a estar de moda después de un reciente impulso de los legisladores europeos para garantizar que los productos que los ciudadanos de la UE compran, usan y consumen en el mercado único no contribuyan a la deforestación y degradación forestal global. A pesar de un consumo directo relativamente bajo de Soja, los ciudadanos europeos consumen una gran cantidad indirectamente debido a su uso como materia prima para la fabricación de piensos.

La producción de soja está vinculada a la conversión de ecosistemas en tierras de cultivo, lo que conduce a la liberación de dióxido de carbono atrapado en el suelo a la atmósfera. Más del 80% de la producción mundial de soja se localiza en Brasil, Estados Unidos y Argentina. Al mismo tiempo, los países de la UE y el Reino Unido producen menos del 1% del total mundial.

La soja no es un ingrediente clave en las dietas de los ciudadanos de la UE y el Reino Unido, y por esta razón se subestima su presencia en la cadena alimentaria europea. Sin embargo consumimos grandes cantidades de proteína de soja de forma indirecta a través de la carne y el pescado, pues esta se usa cada vez más en la alimentación animal. Mientras que el uso directo de soja y aceite de soja para alimentos asciende a 3,5 kilogramos por ciudadano al año, se estima que 55 kilogramos de soja están integrados en el consumo de productos animales como carne, lácteos, huevos y pescado de piscifactoría, según cálculos incluidos en un informe encargado por el Fondo Mundial para la Naturaleza (World Wildlife Fund).

Según la Federación Europea de Fabricantes de Piensos Compuestos (FEFAC), la soja lleva a cabo la mayor parte de la formulación de piensos compuestos en la UE-27 y el Reino Unido, y representa el 29% de la proteína cruda para uso en piensos.

El maíz y otros cereales aportan a la ganadería actual demasiado aporte calórico y menos proteína por tonelada de producto que la soja, el alto contenido proteico de la soja está desplazando a los cereales como materia prima para la industria de la fabricación de piensos. Lamentablemente los cereales son una materia prima autóctona de la UE, su desplazamiento en estos usos por la soja tiene tres efectos perversos: Primero, aumenta la demanda de soja lo que conduce a la utilización de nuevas tierras y la deforestación en terceros países. Segundo, se produce un abandono del cultivo de cereal en Europa, lo que conlleva al despoblamiento rural y desertización. Tercero, la ganadería Europea se vuelve dependiente de las proteínas importadas y esto hace que nuestra alimentación sea vulnerable a cualquier impacto externo a la UE , dependencia alimentaria.

Para el Fondo Mundial para la Naturaleza, todo esto significa que los europeos, sin darse cuenta, están acabando con los bosques de todo el mundo, contribuyendo a la destrucción de valiosos ecosistemas naturales y volviéndose mas dependientes de los cultivos en otros continentes.

El biorefino de cereales europeos una solución para el campo y la ganadería

La Comisión Europea propuso una legislación el año pasado que tiene como objetivo frenar el consumo de productos asociados con la deforestación y, al mismo tiempo, fomentar el consumo de cadenas de suministro sostenibles. Presentada en noviembre de 2021, la propuesta introduciría un requisito para que las empresas que venden ciertos productos demuestren que no se originan en áreas deforestadas, sin embargo, esta ley no protegería a otros ecosistemas amenazados por la producción de alimentos. Casi una cuarta parte de las importaciones de Soja de América del Sur provienen de la ecorregión del Cerrado, la sabana más grande del mundo, en Brasil, que contiene una mezcla de ecosistemas que no estarían cubiertos por la legislación propuesta.

En contraposición, cientos de hectáreas de cultivo están cambiando de uso en Europa. Usos residenciales, industriales y últimamente fotovoltaicos, reemplazan al uso agrícola y alteran, el aspecto, la demografía y la economía de nuestros pueblos .

Existe un tecnología que ayudaría a industrializar el campo, a mantener los usos agrícolas y a aportar la competitividad necesaria a los cereales como materia prima para los piensos, nos referimos al biorefino. Con el biorefino de materias primas agrícolas y residuos se pueden producir alimentos, bioetanol y otros biomateriales, se trasladan las rentas de la importación de combustibles fósiles al campo y a la industria agraria, equilibrando nuestra balanza de pagos, reduciendo la dependencia energética (del petróleo) y alimentaria (de la proteína de soja) al tiempo que se potencia el desarrollo rural y se protege el medio ambiente. El biorefino valoriza el cereal mediante dos productos principales, el bioetanol y un producto alimentario que (tras la extracción de la carga energética excedente del cereal en forma de bioetanol) concentra la proteína de éste y le permite competir con la soja importada.

Mediante los cereales no solo garantizamos la independencia alimentaria de Europa, sino que a través de la industria del biorefino se puede conjugar la producción simultanea de energía y alimentos autóctonos.

Con nueva demanda para los productos agrícolas, una ganadería competitiva y una nueva industria rural a través del biorefino, el empleo y desarrollo rural estaría garantizado en Europa.

Solución medioambientalmente respetuosa para el transporte

En cuanto al prisma medioambiental, desde hace más 10 años el bioetanol incrementa de forma sostenida la eficiencia de toda la cadena de producción y consumo, llegando en el 2020 a abatimientos de CO2 superiores al 75%. Pero el futuro del biorefino puede ser todavía más renovable, se están implementado en las biorrefinerías de toda Europa técnicas de captura del CO2 de fermentación, aprovechamiento de residuos (segunda generación) y se vislumbra un futuro en el que podrían proporcionar hidrógeno, obtenido por reformado de bioetanol con captura. Es decir, el balance de CO2 sería negativo: nuestros campos y el biorefino ayudarían a las generaciones futuras a limpiar la atmosfera.

En España la ausencia de un marco fiscal de apoyo al bioetanol ha impedido su expansión, tanto en automoción como en generación térmica. Existe una buena base de productores que apoyan su actividad en la exportación, sobre todo a Francia, donde el apoyo de empresas y gobierno ha conducido niveles de aceptación récord entre los consumidores.

Incremento del número de estaciones de bioetanol E85 en Francia por operador