Descarbonizando la producción de alimentos
Un nuevo análisis publicado hoy por la Alianza Global para el Futuro de los Alimentos y Dalberg Advisors concluye que la producción, el transporte y el almacenamiento de alimentos representan al menos el 15% de los combustibles fósiles utilizados anualmente (4,6 gigatoneladas de CO2 equivalente), generando la misma cantidad de emisiones que todos los países de la UE y Rusia juntos. Esta es la primera vez que los investigadores estiman el uso global de combustibles fósiles en toda la cadena de suministro de alimentos, desde la granja a la mesa. Incluso si todos los gobiernos cumplieran sus promesas climáticas para 2030, el uso de combustibles fósiles en nuestro sistema alimentario seguiría arruinando nuestro presupuesto de carbono de 1,5°C para 2037.
Es imprescindible una transición al biorrefino (en donde al tiempo que se extrae la proteína de las plantas se produzca bioetanol y biomateriales) combinada con estrategia para una utilización cada vez mayor de amoniaco renovable (procedente de hidrógeno verde) para la producción de fertilizantes.
Ejemplos de dependencia de los petroquímicos incluyen el plástico utilizado en los envases alimentarios e industria agraria, los procesos industriales para la fabricación de insumos agrícolas como pesticidas y fertilizantes y las necesidades de combustibles fósiles en el transporte y la industria agro-alimentaria.