Combustibles renovables: falta de claridad en la ruta a seguir
Explicación de los biocarburantes
La última Directiva de la UE sobre fuentes de energía renovables define los biocarburantes como «combustibles líquidos destinados al transporte y producidos a partir de biomasa». Los biocarburantes son alternativas renovables a los combustibles fósiles, cuyo objeto es ayudar a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en el sector del transporte y mejorar la seguridad de los suministros en la UE.
En 2021, los biocarburantes representaban un 4,3 % del combustible empleado en el sector mundial del transporte por carretera2. Los biocarburantes utilizados en la actualidad tienden a mezclarse con combustibles fósiles. El bioetanol puede mezclarse con la gasolina, y el biodiésel, con gasóleo de origen fósil.
Se pueden emplear distintos tipos de biomasa (materias primas) para la producción de biocarburantes (véase el anexo I). El texto refundido de 2018 de la Directiva sobre fuentes de energía renovables (en lo sucesivo, «DFER II») distingue tres categorías principales de biocarburantes en función de las materias primas o la tecnología (véase la ilustración 1). En relación con las dos últimas, la DFER II contiene una lista de materias primas y grupos de materias primas específicos. Los biocarburantes que no utilizan ninguna de las materias primas que figuran en las tres categorías se clasifican como «otros biocarburantes». Puede tratarse, por ejemplo, de biocarburantes procedentes de cultivos no alimentarios o no forrajeros, como la jatrofa, o de cultivos textiles como el lino o el cáñamo común.
En 2021, la mayoría de los biocarburantes consumidos en la UE se basaban en cultivos (véase la ilustración 2). Además de los biocarburantes, la electricidad renovable y los combustibles líquidos o gaseosos renovables de origen no biológico también son vectores de energía renovable en el sector del transporte. Los combustibles líquidos o gaseosos renovables de origen no biológico, como el hidrógeno, son todavía tecnologías emergentes.
El sector de los biocarburantes compite por materias primas con otros sectores, en particular con el alimentario, y también con el sector de cosméticos, productos farmacéuticos, bioplásticos y calefacción. Esto afecta a la disponibilidad y a los precios de mercado de estas materias y también puede plantear cuestiones éticas en relación con las prioridades relativas de los alimentos o los combustibles.
A pesar de sus posibilidades para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, los biocarburantes pueden tener a veces un impacto negativo en el medio ambiente y el clima. Por ejemplo, los biocarburantes producidos a partir de materias primas que requieren de terrenos para su cultivo pueden afectar negativamente a la biodiversidad, el suelo y el agua, y es posible que no logren reducir las emisiones de gases de efecto invernadero frente al uso de combustibles fósiles si estos cultivos provienen de terceros países sometidos a deforestación. Las estrategia de la UE y los principales actores han primado la utilización de biodiesel a partir de aceites de palma, soja, así como aceites usados importados de Asia, frente a los biocombustibles de cultivos europeos como los usados en la producción de bioetanol.
La expansión de las tierras agrícolas a zonas como los bosques o las turberas puede aumentar, en lugar de reducir, las emisiones de gases de efecto invernadero. 07 La DFER II establece una serie de criterios de sostenibilidad de los biocarburantes para mitigar el riesgo de generar efectos negativos en el medio ambiente y el clima (véase la ilustración 3). Los biocarburantes se consideran «sostenibles» si cumplen todos estos criterios.
La función de los biocarburantes en la política climática y energética de la UE
Desde hace algunos años, la UE ha ido aumentando varios objetivos de la política climática y energética como respuesta al cambio climático. En 2007, la UE acordó reducir al menos un 20 % las emisiones de gas de efecto invernadero para 2020 (con respecto a los niveles de 1990). En 2022, la Comisión declaró que se había alcanzado este objetivo, ya que la reducción real era del 32 % en 2020. En virtud del Acuerdo de París de 2015, la UE se comprometió a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en al menos un 40 % para 2030 con respecto a las registradas en 1990. En 2021, la UE aprobó la Legislación europea sobre el clima para seguir aumentando la ambición de la UE y reducir las emisiones en al menos un 55 % para 2030 (con respecto a los niveles de 1990), situando a Europa en el camino hacia la neutralidad climática en 20504.
El transporte es uno de los sectores en los que las emisiones de gas de gases de efecto invernadero han aumentado notablemente en los tres últimos decenios. Esto se muestra seguidamente en la ilustración 4 (2019 es más representativo porque la pandemia de COVID-19 afectó a 2020 y 2021). Según la Comisión, las emisiones del transporte deben reducirse un 90 % para 2050, en comparación con las cifras de 1990, para alcanzar la neutralidad climática.
A través de la Directiva sobre biocarburantes en 2003, se introdujeron en la UE los primeros objetivos vinculados a los biocarburantes, que precedieron a los objetivos más recientes recogidos en la ilustración 5. Solo se contabilizan los biocarburantes que cumplen los criterios de sostenibilidad descritos en la ilustración 3 a efectos de los objetivos de la ilustración 5. Los biocarburantes son una de las energías renovables que contribuyen a los objetivos comunes.
Para todos los objetivos de la ilustración 5, las Directivas de la UE exigen a los Estados miembros que impongan una obligación a los proveedores de combustible para que se alcance el objetivo pertinente a nivel nacional. Para ello, muchos Estados miembros obligan a los proveedores de combustible a suministrar al mercado una cantidad mínima de biocarburantes o combustibles renovables, expresada como porcentaje de todas las entregas.
En 2021, la Comisión presentó el paquete de medidas «Objetivo 55» para revisar la legislación de la UE en materia de clima, energía y transporte, adaptándola a las ambiciones de la UE para 2030 y 2050 (véase el apartado
08). La mayoría de los elementos del «Objetivo 55» (véase la ilustración 6) afectan directa o indirectamente a la producción o el uso de biocarburantes, incluida una revisión de la Directiva sobre fuentes de energía renovables, es decir, la DFER III.
Responsabilidades en la política de biocarburantes
Tanto la Comisión Europea como las autoridades de los Estados miembros y los agentes económicos desempeñan una función en la política de biocarburantes de la UE (véase la ilustración 7). El anexo II ofrece un resumen de las principales herramientas y medidas para promover los biocarburantes. En el período de programación 2014-2020, por ejemplo, el apoyo de la UE a la investigación relacionada con los biocarburantes en el marco de Horizonte 2020 ascendió a unos 370 millones de euros y, a varias acciones en el marco del Fondo Europeo de Desarrollo Regional, a unos 55 millones de euros. En el anexo III se presenta la financiación estimada de la UE para los biocarburantes.